Cuando pases
por aquí
no olvides
apagar la luz,
que sólo
quiero tu cuerpo y la luna,
fundirnos en
una,
hasta deshacer
el nudo en mi garganta
para hablarle
a tu cuello de tú.
Cuando pases
por aquí
acaríciame el
pelo.
Recuérdame que
esto no es un sueño.
Respira lento,
y dime que en
tu cama hago falta,
que me echan
de menos tus dedos.
Cuando pases
por aquí
permite una
despedida,
aunque el
tiempo no se pare junto a ti.
Dime sí,
cuando te
clave mis ojos pidiéndote que me esperes,
con el alma en
las manos temblando, derretida.
Cuando pases
por aquí
también lo
hará el invierno.
Impaciencia:
no te empaches de futuro
que ella
traerá el calor;
y si al
callarme fracasara, dame un beso
que en tu boca
pierda el tren hacia ese infierno.
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