Siento, inconsciente, una luz incandescente que acaricia mi rostro abrumado por este calor latente Este infierno paciente que palpita en mi mente me destruye y me arranca la piel como a una serpiente Que mania por ser feliz! No es gran cosa ni gran dicha: un tesoro mal escondido en una carcel maldita Maldita mi suerte y aquella que la busca. Maldita tu, maldita yo. Asi callo Zaratustra
Tanto por hacer y tanta pereza para encomendarme a ello, que ya no se si soy yo o este mundo que va tan lento. Voy pasada de revoluciones, admirando estatuas marmoreas por el camino. Bien por ellos que no tienen que lidiar con los ojos que las miran. Ni sienten ni padecen, ni comen ni respiran.
Cada palabra tiene menos sentido que la anterior, hasta que llegue al punto final, el mayor sinsentido, pues nada acaba de terminar lo que pienso en sentido estricto.
Mis parpados se precipitan sobre mis ojos y ya no veo... no hay nada que quiera ver pues mis ojos no alcanzan a verlo. A saber donde estaras, que enigma te rodea ahora? Si el tiempo en contra no fuese suficiente, me ahogo y mi pesimismo coge fuerza y arremete.
Seran tuyos los pasos que escucho sobre mi cabeza? O vuelve a ser mi imaginacion que se burla de mi espiritu? Quejense cuanto quieran, pero una accion conjunta de optimismo y pesimismo sigue siendo lo peor.
Siempre intento escribir menos de lo que me pide el cuerpo, pero no tengo otro medio para evadirme de este mundo aparente, y como tu no haces nada... tendre que irme a la montanya, montada en esta hoja de papel y que los cefiros que lleven lejos, donde ya no pueda oir tu voz.
Si no te veo, ya no tengo que mentirte: SI te necesito y SI es urgente. Como ibas a entenderlo si apenas lo entiendo yo. Corazon, esto es muy duro y no me sobra ni una razon. Las que tengo me las invento para cuidar tu imagen de los planes de mi ego.
Evidentemente, nada serias si no tuviera yo esta tendencia al enredo.
miércoles, 17 de febrero de 2010
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