miércoles, 13 de enero de 2010

Impresion

Tu voz retumba en mi cabeza como un trastorno mental, una resaca llevadera. Pasan horas, dias, semanas... y la sensacion es la misma. Escucho en silencio, intentando descifrar el mensaje, pero no dices nada.

Cuando nuestras miradas se cruzan por azar, pierdo el control de mis emociones y entre tus ojos y los mios fluyen destellos indescriptibles para una voz enamorada como la mia. En ese momento todo es perfecto: la suntuosidad de tus cabellos, la luz de tus mejillas, el brillo de tu sonrisa. Mil imanes me atraen, entonces, a ti, convirtiendote en el centro de mi universo; ahora todas mis acciones tendran un mismo fin.

Todo lo que subsiste a mi alrededor se encuentra en perfecta armonia con esta hermosa criatura que, con su vaiven, atrapa mis deseos. Y en mi interior, solo quererte quiero pues eso me daria la paz que tanto anhelo en estos tiempos tan dificiles. Nada me destruira mientras me quede un espejo en el que mirarte; porque mis ojos ya no ven mas alla de tus huesos, mi piel no pide otros besos.

Se me hace tan dificil atravesar tus barreras. No conozco tus secretos y tampoco tus contrasenyas. De ti solo conozco los efectos que en mi provocas. Este impedimento no hace mas que enaltecer mi atraccion y me da rienda suelta para buscarte de otras muchas maneras.

Si esto fuera una carrera, me darian por perdida; porque las malas lenguas cuentan que no soy yo quien te roba el suenyo. Aunque sus dedos nunca te acariciaran como los mios ya han hecho desde hace mil noches, nunca sus ojos te miraran como a un tesoro valioso y unico en este mundo , nunca el timbre de su voz pronunciara tu nombre, soltando en cada melodia, un vestigio de su alma.

No puedo culpar al destino de este final impregnado de impotencia, pues este cruel enemigo fue el mismo que ante ti me llevo, dando un nuevo rumbo a este navio. Me conformo con no perecer en un rincon de tu memoria; quiero devolverte el favor, remover tu interior hasta poder ser para ti un cambio, como tu para mi.

Un cambio inesperado que despierta mi hambre de gloria y me incita a ensenyar al mundo el inmortal en el que me has convertido. Mi cuerpo yacera inerte algun dia, pero mi alma, ya conociendo tu imagen, es incorruptible.

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